Acordeón

Algunos de mis poemas

Sentir de un poeta

El amor es cual semilla
que siempre pare una rosa.
Es rima de verso, es prosa,
en letras de una cuartilla.
Es sol que de noche brilla
cual filosa bayoneta.
Es buscar siempre una meta
para narrar emociones,
pues de amores y traiciones
suele escribir un poeta.

Con pasión él se enamora 
cada vez que un verso escribe;
su pecho un dolor concibe
pues en cada letra llora.
Y esa lágrima que aflora,
que le arruga el corazón,
aunque cause desazón
y el alma le haga pedazos,
él recoge los retazos
y plasma su inspiración.

Pero a nadie ha de importar
eso que siente un poeta,
un alma de pluma inquieta
va escribiendo sin parar.
Y si tú puedes llorar
leyendo su inspiración,
pronto verás con razón
que en su sublime condena,
va entretejida una pena,
¡hay lágrima y corazón!

Miguel Ángel Silva
           

La trivia de un soneto

Muy clara es la estructura de un soneto,
su métrica se aprende practicando.
Sus versos en estrofas voy juntando
y cierro finalmente este cuarteto.

Son dos, no me equivoco y lo prometo;
sus versos con mesura estoy rimando.
Voy rápido el segundo terminando,
pues pronto pasaré al primer terceto.

Tres versos esta estrofa la componen;
con este ya son dos los que dominan;
si hay tres espero bien que me funcionen.

Sonetos son poemas que combinan
estrofas que muy grácil se disponen;
sus versos son catorce y me fascinan.

Miguel Ángel Silva
            
           

Otro domingo

Otro domingo más frente a la hoguera,
calmando con un trago mis pesares.
Tristeza, confidente compañera,
peregrina curtida en siete mares.

Hipnóticas las llamas en su danza,
sutiles van colándose en mi mente;
evocan aquel tiempo en lontananza,
regando la nostalgia en el ambiente.

Se encienden los recuerdos en mi pecho,
tratando de avivar viejas cenizas;
el llanto está muy cerca, lo sospecho,
me quiere en sus arenas movedizas.

Fantasmas que en mi mente son historia,
se llevan un domingo sin más gloria.

Miguel Ángel Silva   
          

Ganar perdiendo 

¿Cómo en amor te está yendo?
¡Perdiendo!

¿Perdiste tu amor recién?
¡Tambíen!

¿Tanta pérdida te afana?
¡Se gana!

No temo amar ni al mañana
ni me cuido de su herida;
en el amor y en la vida,
¡perdiendo también se gana!

Miguel Ángel Silva              
            

Elegía de ausencia

Sutil, suave y serena,
cual una fina rosa de papel.
Amarga y dulce pena,
me deja ese amor cruel;
alguna vez esquivo y no tan fiel.

Ese amor rechazado,
furtivo se apodera de mi mente.
Un dolor me ha dejado,
sentimiento inclemente;
espero entre las sombras impaciente.

A ti llega mi canto,
cual expresión fugaz de una mentira.
En él vuela mi llanto
y el corazón suspira
en las notas clamantes de mi lira.

Miguel Ángel Silva                

    

Canto de penas

Como mis penas no aguanto
las calmo con este canto.

Este cantar es sencillo:
dolor que va en estribillo,
en la garganta un cuchillo
y lo acompaño con llanto.

Como mis penas no aguanto
las calmo con este canto.

Es mi cantar solitario
melancolía y calvario,
un pesado calendario
que agobia, no sabes cuánto.

Como mis penas no aguanto
las calmo con este canto.

Dolor de ausencia infinita
que al cantarlo no me quita,
la amargura de mi cuita,
ni lo frío de su manto.

Como mis penas no aguanto
las calmo con este canto.

Cantar de letra sencilla
que se clava como astilla,
luna quejosa que brilla
en tierras que extraño tanto.

¡Como mis penas no aguanto
las calmo con este canto!

Miguel Ángel Silva                
    

Camino de otoño

Camino del otoño, alfombrado de ayeres,
con hojas que muriendo revuelan al compás
de fría y suave brisa, ingrávidas cual seres;
son vidas y placeres que pronto olvidarás.

Se desprenden de un arce que en silencio resiste
y esconde entre las hojas su honorabilidad.
Desnudo como un alma, cual abatido y triste,
se entrega y se desviste de orgullo y vanidad.

Qué gris está la tarde, tan pesarosa y fría,
oculta entre su bruma efímera ilusión.
Se ven caer las hojas que acompasan el día,
en un vaivén sinuoso que esconde la razón.

Camino del otoño paseo de tristeza,
anuncia con certeza que el invierno vendrá.
Vendrá la primavera con su simpar nobleza
y al arce con orgullo de nuevo vestirá.

Quisiera ser un arce danzando en estaciones,
que el camino de otoño de nuevo alfombrará;
pero tan solo guardo quimeras e ilusiones
y el ciclo de la vida sin mí continuará.
        
Miguel Ángel Silva                  
    

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